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Desastre nuclear en Chernóbil cumple 25 años

Publicado: 2011-04-26

Hace 25 años, el 26 de abril de 1986, ocurrió el peor desastre energético de la historia. La central nuclear de Chernóbil, ubicado en Ucrania, tuvo un problema técnico que hizo que su reactor central explotara. Los materiales tóxicos y radiactivos liberados en este incidente fueron 500 veces más perjudiciales que los de la Bomba Atómica.

Recordando la fatídica fecha, los presidentes de Rusia y de Ucrania, Dmitri Medvédev y Víctor Yanukóvich, visitaronla Iglesia de San Iliá en Chernóbil.

La Iglesia de San Iliá es la única que funciona en la zona de exclusión en torno a la central nuclear siniestrada. A la entrada en la basílica, los presidentes ruso y ucraniano fueron recibidos por el Patriarca Kiril, jerarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, y el Metropolitano Vladímir de Kiev y de Toda Ucrania.

Luego, Medvédev y Yanukóvich tomaron parte en la ceremonia de colocación de la primera piedra del monumento que será erigido en honor de las personas que participaron en la eliminación de las consecuencias de la catástrofe nuclear de Chernóbil.

Diveros medios de comunicación del mundo han recordado esta fecha.

"Era la 1 y 25 de la madrugada en Ucrania del 26 de abril de 1986 cuando estalló la central nuclear de Chernóbil, el peor accidente de la historia. Tras la explosión ocurrida en 1986, llamas se alzaron a lo largo de kilómetros lanzaron durante días partículas radioactivas al aire.

Hasta hoy los suelos están contaminados con sustancias radiactivas. "

El portal de Boston publicó una serie imágenes impactantes que reflejan el impacto que tuvo el accidente de Chernóbil en los ucranianos.

Antonio Rondón de Prensa Latina viajó hasta Ucrania para narrar lo que sucede hoy en los pueblos cercanos a Chernóbil.

Chernobil: seguridad nuclear 25 años después

Cualquiera que recorra el pueblo fantasma ucraniano de Pripiat siente la soledad dejada allí por la catástrofe de Chernobil, ocurrida 25 años atrás.

Sin embargo, lo más preocupante es que esa conmemoración tuviera lugar cuando otra vez se hable de fallos en la seguridad nuclear tras el reciente desastre en la planta japonesa de Fukushima-1.

Pripiat, un poblado situado a dos kilómetros de la central de Chernobil, fue estrenado poco antes del peor desastre nuclear de la historia.

Ese sitio se paró en el tiempo, tal y como ocurrió con los relojes del cuarto reactor averiado a la 1:23 de la madrugada del 26 de abril de 1986.

Este corresponsal visitó la zona del desastre en vísperas del 15 aniversario del suceso, cuando en diciembre del año 2000 el gobierno del entonces presidente Leonid Kuchma, bajo perceptibles reclamos de la población, realizó la ceremonia de cierre oficial de la citada planta.

Desde Pripiat, Viktor Briujanov, a la sazón director de la central de Chernobil, recibió un aviso de que algo había sucedido, pero nadie respondió a sus llamadas en la sala de máquina, así que decidió presentarse allí personalmente.

Algunos testigos afirman que al aproximarse en un ómnibus de servicio a la central y ver el techo del reactor completamente destruido, Briujanov exclamó: "Esto será mi prisión" y así fue.

La entonces dirección soviética lo condenó a 10 años de cárcel, de los cuales sólo cumplió cinco, pues en 1991 quedó libre. Luego llegó a trabajar de ayudante del ministro ucraniano de Energía. En realidad, existen muchas leyendas en torno a lo ocurrido en la madrugada de aquel 26 de abril en la sala de máquinas de la central, donde se realizaba una prueba planificada de situación de emergencia, antes de someter a reparación al cuarto reactor.

Un año antes del desastre, de los dos con que contaba en explotación la nueva planta atómica, se efectuó un ejercicio parecido en el tercer reactor, sin mayores consecuencias.

Un detalle: el reactor soviético RBMK-1000, de grafito, aún se mantiene como uno de los mayores en el orbe y nunca se empleó fuera de este país.

Los reactores de ese tipo aún generan el 50 por ciento de la energía nuclear de Rusia, según afirma el diario digital News.ru.

En la maniobra de prueba, se desconectó de forma temporal el sistema de emergencia para el enfriamiento del reactor.

Todo se planificó para el día 25, pero por solicitud de los energéticos de Kiev se aplazó la maniobra más de medio día.

Así, el cuarto reactor trabajó por 12 horas seguidas con el sistema de emergencia apagado. Su funcionamiento en el momento del desastre hubiera atenuado un poco los daños, consideran especialistas.

Un experto citado por el diario Novaya Gazeta, Nikolai Checherov, quien trabajó en las investigaciones del cuarto reactor desde 1986 hasta 2005, descartó la versión de que hubo dos explosiones en el reactor de la central, situada a 110 kilómetros al norte de Kiev.

Según Checherov, quien recibió fuertes dosis de radiactividad al realizar sus estudios, el silo donde se encuentra el reactor carecía de signos de incendio, pues ni siquiera la pintura estaba dañada y confirmó que todo el combustible fue despedido a la atmósfera.

Del reactor salieron unas ocho toneladas de combustible radiactivo, incluido el yodo I131 y el cesio, los cuales tardan unos 30 años para descomponerse en condiciones naturales.

Tras la explosión, se organizó la evacuación de 47 mil personas de Pripiat.

La población lo dejó todo como si fuera a regresar al otro día: los periódicos, las camas tendidas, los escaparates llenos, los juguetes, los utensilios de cocina, todo quedó allí.

Luego se decidió alejar a 300 mil personas de la zona de Chernobil, para lo cual se emplearon mil 200 ómnibus (muchos de ellos medianos, de los utilizados para el transporte escolar).

Checherov considera que la operación para taponar el silo donde se encuentra el reactor nuclear con el empleo de helicópteros en realidad tuvo poco efecto y llegaba tarde, pues el reactor quedó vació, todo el combustible se dispersó en la zona y subió a la troposfera.

En total, unos cinco millones de personas se encontraban en las zonas afectadas, incluido un 23 por ciento del territorio belaruso, gran parte de Ucrania y Rusia, así como en Polonia, República Checa y Alemania.

Los muertos directos por la explosión y los incendios llegaron a 30, pero se calcula que otras 20 mil perecieron o poseen pronósticos fatales, mientras unos 300 mil presentan afectaciones de cáncer.

Cuba, en medio de sus dificultades económicas, puso en práctica un efectivo programa humanitario de tratamiento gratuito para los afectados por la catástrofe, que ya benefició a más de 25 mil personas, entre ellas 21 mil 340 niños, según se informó en Naciones Unidas.

Unas 600 mil personas, entre militares, bomberos, especialistas y constructores, los llamados "likvidatori", participaron en la construcción de un sarcófago de hormigón, por cuya sustitución aboga ahora Kiev, aunque para ello necesita unos 740 millones de euros.

Ucrania buscó por años un consenso europeo y mundial para ayudarla a construir un nuevo casco protector.

Sólo al calor del desastre en la central nuclear japonesa de Fukushima-1 se habló con fuerza de la seguridad atómica y aparecen las promesas de financiamiento.

Seguridad atómica

Según la prensa rusa, en el mundo han sido construidos hasta ahora un total de 571 reactores nucleares de explotación industrial, de los cuales 127 fueron sacados de circulación.

De los 444 existentes, 135 ya llegaron a su tiempo reglamentado de 30 años de uso.

Los seis reactores de Fukushima-1 están dentro de la extensa lista de tres décadas de explotación.

Al igual que en la instalación japonesa, en casi todos los mencionados casos se tomó la decisión de extenderle el tiempo de utilización.

Para 2015, tres de cada cuatro reactores en funcionamiento, después de una modernización o adaptación tecnológica, trabajarán por encima del tiempo previsto para su empleo.

En el caso específico de Rusia, de los 32 reactores en activo para 2013 estarán más allá de su tiempo de utilización 19 de ellos, advierte la prensa local.

Durante medio siglo de existencia de la energía nuclear en su forma industrial, nunca se dio el caso de que un reactor fuera cerrado a tiempo, acorde con su plazo de explotación.

En parte eso posee explicaciones económicas muy específicas.

La construcción de un reactor nuclear de unos mil megavatios cuesta unos tres mil millones de dólares, pero el mantenimiento de un reactor de esa potencia clausurado ronda los mil 500 millones de dólares, señala la publicación Saversheno Sekretna (Ultra secreto).

Por otro lado, con el trasfondo del 25 aniversario de la catástrofe de Chernobil, se realizó una conferencia internacional sobre la seguridad del uso de la energía nuclear con fines pacíficos en Kiev, donde también se efectuó una reunión de naciones donantes.

El presidente ucraniano, Viktor Yanukovich, anunció que su país logró recaudar (o al menos hubo el compromiso) unos 570 millones de euros para los trabajos tecnológicos en torno a la referida central atómica, donde será construida una cúpula o cubierta protectora.

Los gastos totales, incluidos los relacionados con la creación de una infraestructura adecuada en la zona de la planta nuclear, podrían alcanzar los mil 200 millones de euros en pocos años.

Por otro lado, la conferencia sobre seguridad atómica convocó a defensores y fabricantes de las centrales nucleares y a quienes se pronuncian por reducir drásticamente su explotación y explican las consecuencias del empleo de la referida energía.

Algunos estados, Rusia incluida, consideran que a la humanidad le será difícil hallar un sustituto decoroso de producción de energía a gran escala en un futuro cercano.

Moscú se pronuncia por reforzar las medidas de seguridad en las plantas nucleares, las exigencias a su personal, los estándares exigidos por el Organismo Internacional de la Energía Atómica y la responsabilidad de los estados que realizan la explotación.

A 25 años del desastre de la central de Chernobil, saltan a la luz preocupaciones como las pocas garantías de un proceso de cierre seguro de un reactor nuclear, como para crear en su lugar una "zona verde".

La energía atómica mantiene su dilema ecológico: una producción limpia y en grandes volúmenes de electricidad sin emisiones contaminantes, por un lado, y las nefastas consecuencias para el propio medioambiente y el hombre, en caso de producirse una avería.


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